Historia

La Asociación Mexicana de Técnicos en Patobiología A. C., (AMETEP) surge a partir de la iniciativa del señor Manuel del Río González y con el apoyo de la señora Elodia Sida Martínez, de agrupar y establecer un vínculo de unidad entre histotecnólogos, citotecnólogos, técnicos en microscopía electrónica y técnicos en autopsias.

La iniciativa contó con el apoyo de varios patólogos, como la doctora Cecilia Ridaura Sanz, que contribuyeron con su trabajo, sus ideas y sugerencias en la elaboración de los estatutos de la Asociación.

La asociación tiene sus antecedentes en la Asociación Mexicana de Técnicos del Laboratorio de Histología Normal y Patológica A. C., creada en 1969 por el señor Manuel del Río, profesor titular de la Escuela de Técnicos del Registro.

En 1976, con el apoyo del Consejo Mexicano de Médicos Anatomopatólogos A. C., se formó el Consejo Mexicano de Técnicos en Patobiología A. C. Este consejo incluye histotecnólogos, citotecnólogos, técnicos en microscopía electrónica y profesiones afines.
Esta fue la base para crear una asociación que incluyera a todos los técnicos que abarcaba el Consejo y cuyos objetivos fueran promover, difundir los conocimientos y avances de cada una de las especialidades, organizar congresos, cursos y talleres e intercambiar experiencias entre la comunidad de técnicos y patólogos y promover el desempeño individual y gremial del ejercicio de nuestras actividades laborales.

Así, con 22 socios, el 3 de diciembre de 1998 se protocolizó la fundación de la Asociación Mexicana de Técnicos en Patobiología A. C., ante el Licenciado Talavera de la Notaría #50. La primera mesa directiva quedó integrada de la siguiente forma:

Ht. Elodia Sida Martínez, Presidente, Ht. Manuel del Río González, Vicepresidente, Ct. Ma. de Lourdes Murguía Riechers, Secretaria, Ct. Carolina Martínez Arias, Tesorera, Tme. Ma. de la Luz Rosales Montaño, Vocal, Ht. Ma. Luisa Rodríguez Méndez, Vocal, Ht. Virginia Angélica Lira Sánchez, Vocal y Ct. Virginia Parada González, Vocal.

Desde entonces la AMETEP ha organizado numerosos cursos y congresos dirigidos a todas las personas dedicadas a cualquiera de estas especialidades. Actualmente la asociación cuenta con más de 70 miembros activos.

El Emblema

El logotipo de la Asociación Mexicana de Técnicos en Patobiología, A.C., es el símbolo azteca llamado Nahui-Ollín, que significa “cuatro-movimiento” y representa al Quinto Sol, el sol que preside la etapa de la creación en la que vivimos actualmente.

Según el mito mesoamericano, el mundo ha sido creado y destruido cuatro veces y a cada una de estas etapas las ha regido un sol distinto. Después de la última destrucción, los dioses se reunieron en Teotihuacán para crear de nuevo el mundo.

Para lograrlo uno de ellos debía sacrificarse arrojándose a la hoguera sagrada. Nanahuatzin, el dios buboso, se ofreció como voluntario, pero el soberbio Tecciztecatl, el señor de los caracoles, lo consideró indigno de tal honor y se ofreció también.

Durante cuatro días, los ambos hicieron penitencia. Nanahuatzin, vestido humildemente, ofreció nueve hatos de cañas verdes, bolas de heno, espinas de maguey teñidas con su propia sangre y las pústulas de su piel. Tecciztecatl, en cambio, ataviado con sus mejores galas, ofreció plumas preciosas, coral, bolas de oro y copal de muy buena calidad.

Cuando llegó el día del sacrificio, Tecciztecatl se puso en primer lugar para arrojarse al fuego, pero dudó y no se atrevió. Cuatro veces lo intentó y cuatro veces el miedo lo hizo retroceder. Nanahuatzin, entonces, se arrojó decididamente al centro de la fogata y se consumió en medio de una intensa llamarada.

La envidia hace que Tecciztecatl por fin se animara y se arroje al fuego, pero cayó a un lado, sobre las cenizas. El cielo entonces se puso rojo anunciando el alba. Por el oriente salió Nanahuatzin, incandescente, convertido en sol; instantes después salió Tecciztecatl convertido en luna, brillantísima. Los dioses decidieron que no podían ambos tener el mismo brillo y le arrojaron a la luna un conejo a la cara, mitigando su luz.

Ya estaban creados el sol y la luna, pero no se movían. Los dioses concordaron que era necesario que todos se sacrificaran para que los astros comenzaran a moverse. Fue Ehécatl, el dios del viento, el encargado de sacrificar a los demás y con su último aliento sopló y puso en movimiento, primero, al sol y luego, en su seguimiento, a la luna.

Así surgió nuestra era. Los primeros cuatro soles (Nahui-Ocelótl, Nahui-Ehécatl, Nahui-Quiahuitl y Nahui-Atl) representaron cada uno de los puntos cardinales. El Quinto, representa, además, el centro, es por eso que se compone de un núcleo del que parten cuatro puntas.

El Quinto Sol es, entonces: movimiento, equilibrio y centro.

La Asociación Mexicana de Técnicos en Patobiología, A.C., pretende ser un centro de intercambio del conocimiento, movimiento del saber, desarrollo y actualización de nuestra profesión.